Ígneas convicciones que me encadenan a sus paredes
de antihéroes y de redes de escorpiones.
Las noches se han bebido cada uno de mis espejos
y ahora ya no hay reflejos en domingueros excesos.
Ni huidas, ni salidas, ni mundo, ni despedidas.
Me quito el bombín ante la muerte. Fin.
Defunción de mis creencias
claudicación de mi contradicción.
Ya no creo en lo que creo.
Solo la muerte es la justificación de mis pequeños abscesos.
Además de ademanes en demasía endemoniados,
nunca he sabido medir cuando sobra un verso o cuando otro se ha perdido
en mis labios con herpes.
¡Facilísimo! Negar que quiero beberme la vida
vivir la bebida.
Ungir las penas de alegrías y
pasear como gato recién caído de un árbol.
Aún con siete vidas.
(Inspirado en Factotum, película basada en la novela homónima de Charles Bukowski)